La Tierra del Quijote, el mayor viñedo del mundo o la Reserva de la Biosfera. Elige
la Ruta del Vino de La Mancha que más te apetece y ven a descubrirla con la
última tendencia en turismo: el caravaning. Programa el GPS, porque tu próxima
escapada de fin de semana ¡es ya! e incluye molinos de viento, birdwatching y la mejor gastronomía manchega.
Llámale caravaning, planazo con amigos o la mejor escapada en familia de tu vida: el turismo
sobre ruedas es tendencia y la Ruta del Vino de La Mancha es perfecta para perderse en
autocaravana. Recorrer la extensa llanura manchega, conduciendo por carreteras infinitas y
atravesando el mayor viñedo del mundo, mientras a lo lejos se intuyen molinos de viento,
castillos y humedales. Amanecer junto a los gigantes de El Quijote y ver caer el sol sobre los
flamencos que habitan la Mancha Húmeda. Pasar la noche bajo el manto de estrellas más
nítido que jamás hayas visto o despertarte con el ruido de las aves que van a beber a las
lagunas. ¿Te apetece? Aquí tienes las tres mejores rutas en camper para explorar la Ruta del
Vino de La Mancha en todas sus versiones: el mayor viñedo del mundo, la tierra de El Quijote o
la Reserva de la Biosfera. Elige la tuya y ¡arranca!
El mayor viñedo del mundo en cinco paradas. El weekend de los winelovers
Llegar a Campo de Criptana al atardecer y aparcar la furgoneta junto a sus famosos molinos de
viento está en el top de los planes más top en camper. Esta parada de la Ruta del Vino de La
Mancha es además una de las que cuenta con un estacionamiento de caravanas con todos los
servicios, por lo que es ideal como campamento base. Si además llegas a Tierra de Gigantes
con ganas de catar los mejores vinos de cualquiera de sus bodegas, Bodegas Castiblanque, El
Vínculo o Vinícola del Carmen serán tus mejores aliadas.
Al día siguiente, lo ideal es poner rumbo a Villarrobledo para visitar su Centro de Interpretación
de la Alfarería Tinajera. Y es que en esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha se hacen las
tinajas de barro más grandes del mundo desde el siglo XVI. Su técnica de elaboración despierta
el interés de viajeros internacionales que se acercan para observar a estos colosos que solo se
mueven con la ayuda de 20 operarios y servían para almacenar vino, mucho vino. Y es que
Villarrobledo cuenta con más de 48 millones de cepas de vid y unas bodegas que bien se
merecen una parada: Bodegas César Velasco, por ejemplo, presume de seguir haciendo vino
en tinajas y Pago de La Jaraba ofrece una experiencia que incluye enoturismo, agroturismo y
oleoturismo. Si el tiempo se te echa encima, siempre puedes detenerte a comprar los mejores
vinos y algunos quesos artesanos Serrano Flores en la tienda que Vinos Don Octavio tiene en la
localidad.
La siguiente parada es el Museo Torre del Vino en Socuéllamos, donde los pequeños pueden
disfrutar de talleres temáticos, mientras los mayores conocen las raíces de la historia del vino
en esta Ruta a través de salas interactivas y cómo no, las mejores catas guiadas. Desde su
mirador, se disfruta además de una de las vistas más increíbles de los viñedos que rodean a la
‘Patria del Vino’, donde elaboran sus vinos Bodegas Cristo de la Vega, Hermanos Delgado o
Finca El Refugio.
Una parada para darse un homenaje con la mejor gastronomía manchega y de ahí, rumbo a El
Provencio, donde sorprende su Ruta de Arte Urbano, su patrimonio y sus cuevas subterráneas.
El domingo es para Tomelloso. Recorrer las calles del Mejor Municipio Enoturístico de España
2022 y catar sus mejores vinos en alguna de sus miles de cuevas subterráneas es la mejor
manera de despedirse de la Ruta del Vino de La Mancha, no sin antes conocer la mayor
cooperativa de vinos de Europa, la Bodega y Almazara Virgen de las Viñas o Vinícola de Tomelloso
La Tierra del Quijote: un paseo sobre ruedas por la mayor obra del Siglo de Oro
Que la carretera te traiga hasta ese lugar de cuyo nombre Cervantes no quería acordarse no es
sino el presagio de un fin de semana inolvidable. Argamasilla de Alba (con aparcamiento
específico para caravanas) es ‘El Lugar’ y su Cueva de Medrano, una parada ineludible. Aquí se
comenzaron a escribir las primeras líneas de la gran obra del Siglo de Oro, por lo que no hay
mejor punto de partida para unos días de aventura manchega.
Alcázar de San Juan es el mejor lugar para dedicar la mañana del sábado. Su Complejo Palacial,
sus molinos de viento y su Centro de Interpretación del Vino son solo un aperitivo para ir
abriendo boca hacia la siguiente parada de la ruta: El Toboso.
En esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha, con indiscutible sabor cervantino, puede uno
disfrutar de los sabores más tradicionales de la cocina manchega en Casa Gastronómica El
Rincón de La Mancha, no sin antes perderse por las encantadoras calles toboseñas en las que
se respira calma, historia y tradición. Una visita a la Casa de Dulcinea y carretera rumbo a
Pedro Muñoz, donde se encuentra la Colección Cervantina Zunzunegui, una de las mejores de
España con más de 900 piezas entre volúmenes y objetos relacionados con El Quijote y
Cervantes.
Antes de volver a casa, no puede uno dejar de pasar por Campo de Criptana, en cuya Sierra de
los Molinos se encuentran los gigantes contra los que luchó el ingenioso hidalgo en su capítulo
VIII (se pueden visitar y el primer domingo del mes se hace una molienda tradicional). Pasear
por su Barrio del Albaicín es el plan perfecto para un domingo con marcado sabor manchego
en el que darse un homenaje gastronómico en dos de los templos foodie de la Ruta del Vino de
La Mancha: Restaurante Las Musas o Cueva La Martina. Una experiencia para paladares
exquisitos, al alcance del bolsillo de todos.
La Reserva de la Biosfera: el mejor birdwatching y stargazing en cuatro paradas
Empezar el fin de semana viendo el atardecer sobre los humedales de Alcázar de San Juan
(tiene aparcamiento para caravanas) es la promesa de un fin de semana que irá sobre ruedas,
pues no faltará lo último en turismo de naturaleza: el mejor birdwatching y el stargazing más
impresionante. El itinerario que recorre las lagunas de la Ruta del Vino de La Mancha es una
alternativa apasionante que se aleja del casco urbano y permite al viajero en camper conocer
una perspectiva muy diferente de esta ruta enoturística, aparte de la posibilidad de dormirse
bajo los cielos estrellados más impresionantes.
La Veguilla, una de las tres lagunas alcazareñas, es uno de los humedales manchegos donde se
pueden observar más especies de aves, lo que la convierte en un lugar perfecto para el turismo
ornitológico. Garzas imperiales, águilas pescadoras, zampullines… son solo algunas de las
especies que se dejan ver a menudo si te detienes a observar la vida de este rincón de la
Mancha Húmeda a su paso por Alcázar de San Juan.
La mañana del sábado, antes de pasar la tarde en la Laguna del pueblo (de origen endorreico)
de Pedro Muñoz -donde observar hermosas bandadas de flamencos-, puede dedicarse a tres
destinos diferentes. Uno es el castillo de Peñarroya, una fortaleza del siglo XII en Argamasilla de
Alba, que sirve de puerta de entrada natural a las Lagunas de Ruidera; otro es La Solana
(cuenta con párking para camper), que acoge del 18 al 27 de octubre la 41ª Semana de la
Zarzuela y es una opción fantástica para perderse por su casco histórico y el último, es
Tomelloso.
El domingo, antes del regreso, la ruta por la Reserva de la Biosfera llega hasta Villarrubia de los
Ojos, desde donde visitar el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, un humedal
prácticamente único en Europa en el que maravillarse con la vida que transcurre en torno a las
hermosas tablas fluviales que se forman en este punto creando un paisaje casi onírico.
Una vez descubierto este lugar, la siguiente visita es el Museo Etnográfico, en el que conocer de
cerca la historia y costumbres del territorio. El Mirador de La Mancha, enclavado en la Sierra
Calderina, en las primeras estribaciones de los Montes de Toledo, es el escenario ideal para
despedirse de la Ruta del Vino de La Mancha con tres de sus mayores orgullos: la gastronomía,
el vino (Bodegas El Progreso) y un entorno natural único.