10 pasos de Semana Santa que debes dar en la Ruta del Vino de La Mancha

De Villarrobledo a Tomelloso, pasando por Socuéllamos, Villarrubia de los Ojos o
El Toboso. Alcázar de San Juan, La Solana, Pedro Muñoz o Campo de Criptana. ‘El
Lugar de cuyo nombre no quieren acordarse’, que no es otro que Argamasilla de
Alba. Esta Semana Santa, la tradición es venir a la Ruta del Vino de La Mancha

Porque la Semana Santa es tiempo de descanso, pero también de tradición, la Ruta del Vino de
La Mancha se convierte en un destino perfecto para estas vacaciones. En la llanura manchega
comienzan a brotar las primeras hojas en los viñedos y los cereales ya cogen color y fuerza
para la siega. El campo está en su mejor época y es el momento perfecto para disfrutar del
paisaje y recorrer las diez paradas de la Ruta del Vino de La Mancha.
En cualquiera de ellas, buen vino, buena gastronomía y la serenidad de saberse en La Mancha.
Tierra de hidalgos, de molinos, de cuevas y tinajas gigantes. Estos son los diez mejores pasos a
dar esta Semana Santa y están en la Ruta del Vino de La Mancha.

1.-Campo de Criptana: cinco siglos de fervor en Tierra de Gigantes
Declarada de Interés Turístico Regional en 2008, la Semana Santa criptanense es una de las
señas de identidad del pueblo molinero. Una tradición con más de cinco siglos de antigüedad y
enorme arraigo entre la población en la que la música es protagonista en cada estación de
penitencia. Compartir la energía de estos días es uno de los atractivos de esta parada de la
Ruta. La magia aquí es única. Perderse por el Barrio del Albaicín, ver el atardecer sobre la Sierra
de los Molinos y observar las aves en los humedales son algunos de los mejores planes

2.-Villarrobledo: una Semana Santa de tradición y profundas raíces vitivinícolas
Declarada de Interés Turístico Regional, la Semana Santa de Villarrobledo (sXVI) es la excusa
perfecta para acercarse a esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha, donde tradición y
devoción atraen al público en torno a procesiones como la del ‘Santo Entierro’ del Viernes
Santo o la del Cristo Yacente, obra del escultor Vicente Tena, por la que obtuvo el Premio
Nacional de Escultura. Procesiones aparte, 30.000 hectáreas de viñedo convierten a esta ciudad
en el mayor productor de vino y uva del mundo, por lo que sus restaurantes y bodegas son el
lugar perfecto para dar buena cuenta de su buen hacer en la viticultura. Para ahondar en sus
raíces, nada mejor que visitar el Centro de Interpretación de la Alfarería Tinajera. Aquí
descubrirás por qué este rincón de Albacete es un referente mundial en la creación de tinajas
de barro: cuatro siglos almacenando y elaborando vino en ellas le avalan.

3.-Villarrubia de los Ojos: pasos de Semana Santa entre viñedos y olivares

Entre olivares y viñedos se encuentra esta parada de la Ruta. Los orígenes de su Semana Santa
se remontan al siglo XVII y desde 2014 es Fiesta de Interés Turístico Regional. Sus procesiones
de ‘La oración en el Huerto’ y el ‘Santo Entierro’ con sus ‘amortajadas’ (mujeres con ropajes
fúnebres antiguos) el Jueves y Viernes Santo, reúnen cada año a miles de personas en la
localidad, si bien no es religioso el único motivo que atrapa de Villarrubia de los Ojos. Pasear
por sus calles es ser testigo de su historia. Su Museo Etnográfico y un entorno natural por el
que perderse son planes ineludibles si llegas hasta este municipio llamado por la fama de sus
magníficos vinos y la posibilidad de degustar la mejor cocina manchega.

4.-La Solana: a un paso de la vida de antes
Tierra de vinos conocida como ‘Faro de La Mancha’, presume desde hace años de celebrar una
Semana Santa que atrae el interés de muchos viajeros que llegan a La Solana buscando
autenticidad. La procesión de Jesús Rescatado (Viernes) es uno de sus principales reclamos en
estos días, si bien esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha tiene mucho que ofrecer a los
amantes del vino y del encanto manchego. Desde su Plaza Mayor (siglo XVI) con su Iglesia de
Santa Catalina, a la casa de la Encomienda o la ermita de San Sebastián, pasear por las calles
solaneras y sentarse en sus plazas es desconectar del estrés y tomar

5.-Alcázar de San Juan: unos días de gachas y catas de vino
Situada en el corazón de La Mancha, respira Historia por los cuatro costados. Desde sus
molinos de viento al Complejo palacial del Gran Prior, no sin mencionar el Museo del Hidalgo.
Otra visita recomendable es el Centro de Interpretación del Vino, que acoge además la sede de
la DO de La Mancha. Y si el vino es lo que te trae hasta aquí, el 16 de marzo se celebra el XIII
Concurso de Vinos Tierra del Quijote ‘1000 no se equivocan’, por lo que habrá oportunidad de
compartir impresiones con grandes expertos. Si además eres un amante de la gastronomía
popular manchega estás de suerte, porque el 15 y 16 de marzo se celebrará además el Gachas
Fest.

6.-El Toboso: la tranquilidad de La Mancha
La calma en sus calles y su belleza indiscutiblemente manchega caracteriza a esta parada de la
Ruta del Vino de La Mancha en su paso por Toledo. Dedicarle un par de días para disfrutar de
la arquitectura de sus patios, escondidos tras fachadas señoriales, sin duda merece la pena.
Las plazas llenas de guiños al Quijote, el convento de las Clarisas donde hacerse con unos
caprichos o pelusas (dulces típicos) o sus museos, como el Cervantino o la Casa de Dulcinea,
son una oportunidad para conocer la historia de esta localidad que conserva con mimo y
cuidado capítulos de gran relevancia como los que Cervantes dedica a ensalzar el vino y la
gastronomía de este lugar. No puedes venir y no probar los famosos duelos y quebrantos.

7.- La Borriquilla recorre las cervantinas calles de Argamasilla de Alba
En este rincón de Ciudad Real la tradición se da la mano con todo: gastronomía, enoturismo,
naturaleza, lo que convierte a esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha en un lugar

perfecto para desconectar unos días. Si coinciden con la Semana Santa, mejor: Argamasilla de
Alba la vive con devoción y este año estrena además la imagen de la Borriquilla, que se suma a
la del Cristo de la Merced (sXVII), que procesiona el Martes Santo. Un plan que combina a la
perfección con una visita a la Cueva de Medrano y un paseo al Castillo de Peñarroya; una
fortaleza del siglo XII que sirve de entrada al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.

8.-Socuéllamos: buen vino y buena gastronomía manchega
Conocida como la ‘Patria del Vino‘, es perfecta para disfrutar de unos días de descanso en
Semana Santa. Su Plaza de la Constitución es un hervidero de planes en torno a lo mejor que
tiene la ciudad: el vino y la gastronomía, por lo que dejarse llevar por el ritmo de este rincón de
Ciudad Real resulta inevitable. En los alrededores, un viñedo inmenso en el que sorprenden los
chozos a los lados de cada sendero y las numerosas bodegas que lo trabajan; en el casco
urbano, su Casa de la Encomienda, el Centro de Arte Carmen Arias y el lugar al que siempre
volverás: el Museo Torre del Vino. Con amigos, en familia, con los más pequeños, la Torre del
Vino es un museo vivo en el que nunca dejas de aprender sobre la cultura del vino. Hay
talleres, catas, degustaciones y la visita es muy interactiva, lo que hace las delicias de grandes y
pequeños.

9.-Tomelloso: el Silencio procesiona sobre 2.000 cuevas-bodega
La sobriedad define la Semana Santa en Tomelloso, cuya Procesión del Silencio reúne en la
madrugada del Sábado Santo a miles de amantes de las tradiciones. Un silencio sobrecogedor
acompaña a los penitentes en su camino cargando cruces y arrastrando cadenas. Un silencio
que contrasta con la vida que agita este rincón de Ciudad Real, famoso por su ciudad
subterránea del vino que esconde hasta 2.500 cuevas-bodega. El mejor motivo para venir, pero
no el único. En Tomelloso asoman chimeneas como rascacielos por toda la ciudad y puedes
disfrutar del Realismo en el Museo Antonio López Torres. Completar el viaje con una visita a
una de las mayores bodegas del mundo (Virgen de las Viñas), es saberse en la Ruta del Vino de
La Mancha.

10.-Pedro Muñoz: el encanto manchego
La Semana Santa es la antesala perfecta para la Cuna del Mayo Manchego. Tiempo de fe y
mucha tradición en esta parada de la Ruta en Ciudad Real. Su casco urbano invita a descubrir
las curiosidades que esconde cada muro, como el de la Casa de la Paca (sXVIII); una casa
solariega que se roba las miradas de los viajeros por la belleza no solo de su fachada, sino
también de su interior. El espacio Quixote Box y la Fábrica de Harinas son otros dos de los
puntos más visitados de la localidad, donde la visita no queda completa sin degustar los vinos
de la tierra. Para amantes de la naturaleza, la Laguna del Pueblo es la mejor mirada a la
‘Mancha Húmeda’.

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